Tuesday, September 23, 2025

Cuando la Lluvia se Convierte en Esperanza: La Sed de la Tierra en Cuba

Cuando la Lluvia se Convierte en Esperanza: La Sed de la Tierra en Cuba

Una conversación que refleja la realidad


En medio de la escasez y la necesidad diaria, una conversación íntima por WhatsApp se convierte en testimonio de fe y esperanza.

A las 4:34 PM, el seeker pregunta con ilusión:
“¿Y el cielo? ¿Cómo se ve? ¿Nublado?”

Beatriz responde con sencillez:
“No, despejado todo.”

La respuesta corta parecía anunciar un día más sin lluvia. El cielo abierto confirmaba que, al menos por el momento, no habría alivio para la sed de la tierra.

Sin embargo, el interlocutor no se rinde y lanza su esperanza como promesa:
“En esta semana lloverá y me mandarás con una foto el palo de agua que les caerá.”


La necesidad de cada día

En Cuba, la falta de agua potable es un problema cotidiano. Muchas familias dependen de improvisar con cubos, tanques oxidados y recipientes para atrapar cada gota de lluvia.

Beatriz lo explica con franqueza a las 4:36 PM:
“Solo la uso para limpiar el cuarto. Por mucho que lo limpies, se siente el cemento en el piso.”

El agua de lluvia, que en muchos lugares se da por descontada, allí se convierte en un recurso vital. No es para bañarse ni cocinar, sino para lo esencial: limpiar, refrescar, sostener la vida en lo mínimo.


El cielo que responde

fotografia del radar del tiempo sobre la region de cuba


El seeker insiste, con la certeza de la fe:
“Dios escucha, más de lo que uno piensa y cree. No te dejes engañar cuando te digan que Él no escucha.”

Y entonces, como si el cielo mismo respondiera, a las 5:56 PM llega el mensaje tan esperado:
“Amor, llegó el agua.”

No era solo una noticia meteorológica. Era el cumplimiento de una palabra dada poco antes. El cielo se abría para confirmar que aún en la escasez más dura, la fe encuentra eco.

Dos minutos más tarde, a las 5:58 PM, Beatriz aclara emocionada:
“Me refería al agua de la lluvia.”

fotografia del radar del tiempo sobre la region de cuba


Las gotas caían sobre Guisa, Holguín, en medio de una tormenta fuerte que el radar meteorológico confirmaba con un 100% de probabilidad de lluvia.


Reflexión final

Este testimonio no pertenece solo a Beatriz, sino a miles de familias en Cuba y en otras partes del mundo donde el agua sigue siendo un lujo. La historia nos recuerda que lo esencial muchas veces llega del cielo, y que la fe puede transformar incluso una tormenta en un milagro cotidiano.

Cada balde lleno es símbolo de resistencia, de gratitud y de la certeza de que, aunque falte lo material, el cielo todavía escucha.


Mensaje para el lector: ¿Qué tanto valoramos el agua que tenemos? Esta historia nos invita a reflexionar y a ser más agradecidos, no solo con lo que la tierra nos da, sino también con lo que el cielo derrama.



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