En el año 2001, un insólito experimento sacudió tanto al mundo científico como al espiritual. El doctor Leonard Leibovici, médico y profesor en el Rabin Medical Center de Israel, llevó a cabo un estudio que aún hoy genera debate, escepticismo… y fascinación.
¿El objetivo? Investigar si las oraciones podían influir en la recuperación de pacientes enfermos... ¡incluso retroactivamente!
Lo que a simple vista parece material de un relato paranormal fue, sin embargo, publicado en la prestigiosa revista médica BMJ (British Medical Journal), uno de los journals más serios del mundo.
¿Puede la mente –o el alma– viajar más allá de la flecha del tiempo?
El Diseño del Experimento
Leibovici seleccionó 3393 pacientes que habían sido internados entre 1990 y 1996 en el hospital por infecciones severas en la sangre (sepsis).
Luego, años después de que todos esos eventos ya habían ocurrido, dividió aleatoriamente a estos pacientes en dos grupos:
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Un grupo recibiría oraciones intercesoras (es decir, alguien rezaría específicamente por su recuperación).
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El otro grupo no recibiría ninguna oración.
Lo más impactante era que los pacientes ya habían estado hospitalizados y sus resultados ya habían ocurrido: algunos estaban recuperados, otros habían muerto.
¡Pero las oraciones se realizaron en el presente… para el pasado!
En otras palabras, Leibovici probaba si la intención espiritual podría alterar retrospectivamente la historia de los eventos.
Los Resultados Sorprendentes
Cuando Leibovici analizó los datos, encontró que:
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El grupo que había recibido oraciones tenía una estancia hospitalaria más corta que el grupo control.
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Además, tenían una evolución clínica mejor en ciertos indicadores medidos.
Aunque la diferencia no fue gigantesca, sí fue estadísticamente significativa.
Era como si las oraciones, realizadas años después de los hechos, hubieran viajado hacia atrás en el tiempo para sanar, aunque fuera de forma modesta, a las personas.
El Debate y la Controversia
El experimento causó una tormenta de reacciones:
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Escépticos afirmaron que el estudio debía tomarse como una sátira para mostrar cómo los resultados estadísticos pueden ser engañosos, y no como un verdadero experimento espiritual.
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Espirituales y místicos lo celebraron como una prueba de que el tiempo lineal no limita al alma ni a la intención.
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Científicos serios se vieron obligados a discutirlo en términos estadísticos, advirtiendo sobre la importancia de entender que correlación no implica causalidad.
El mismo Leibovici fue ambiguo en su publicación: nunca afirmó de manera definitiva que el experimento probara la existencia de influencias sobrenaturales. Más bien, planteó la posibilidad y dejó abierta la interpretación, tal vez a modo de provocación.
¿Qué nos dice este fenómeno?
Más allá de si uno cree en la oración, en la retrocausalidad o en los "accidentes estadísticos", el experimento de Leibovici nos invita a cuestionar los límites mismos de la realidad:
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¿El tiempo es tan rígido como creemos?
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¿La conciencia puede tener efectos no locales, como plantean teorías cuánticas como la del entrelazamiento?
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¿Las buenas intenciones tienen un eco real en el universo, aunque nuestros instrumentos no puedan medirlo todavía?
¿Dónde se puede leer el estudio?
Puedes encontrar el artículo original aquí:
Fuente: BMJ 2001; 323:1450
(Te recomiendo leerlo: es breve, directo, y tiene el clásico tono británico de humor irónico… o ¿quizás algo más profundo?)
Reflexión Final
Si el tiempo puede ser alterado por la mente...
Si la intención amorosa puede curar no solo hacia adelante sino también hacia atrás…
Entonces nuestra responsabilidad moral y espiritual es aún más grande de lo que jamás imaginamos.
Quizá el amor, la fe y la oración no sólo sanan el presente y el futuro…
Quizá también sanan las heridas del pasado.
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