Un Viaje a Través de las Sombras de la Teología Hebrea
En la idea radical y controversial que circula en foros y libros esotéricos, se plantea que Satanás no es un adversario sino una manifestación de Dios —incluso YHWH como ser del mal—, mientras Satanás sirve al plan divino como acusador.
I. ¿Satanás Acusador o Fiscal Divino?
En el judaísmo tradicional, basado en el Tanaj, el Talmud y textos rabínicos, Satanás es delegado como siervo de Dios que obstaculiza el servicio a Él. En Job 1:8-12, se refiere a Satanás como fiscal celestial —“desafiando la fe de Job con el permiso de Dios”. El término hebreo ha-satán significa “el adversario”, una función, no un nombre propio.
II. Dios como Fuente del Bien y del Mal: Isaías 45:7
“Yo formo la luz y creo las tinieblas, hago la paz y creo el mal (ra); yo, YHWH, hago todas estas cosas.” (Isaías 45:7)
Los místicos y críticos lo usan para argumentar que el Dios de Israel se declara creador tanto del bien como del mal.
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Dios es absoluto —sin rival— todo, incluyendo el mal, está bajo Su control.
Esto contrasta con la visión cristiana dualista de Dios vs. Satanás.
III. La Kábala y el Sitra Ajra: El Otro Lado de Dios
En la Kábala, especialmente en el Zohar, aparece el Sitra Ajra (“el otro lado”), una dimensión opuesta a la santidad, pero que también emana de la Divinidad. Aparecen entidades como Samael (ángel caído identificado con el Satanás kabalístico) y Lilith, su consorte. Estas entidades existen para probar al mundo.
Algunos cabalistas (como Isaac Luria) enseñan que el mal es un residuo (qelipá), una “cáscara” a superar para revelar la luz divina.
IV. Teorías Gnósticas y su Proyección sobre el Judaísmo
Los gnósticos, en textos como el Evangelio de Judas y el Apócrifo de Juan, retratan al Dios del Antiguo Testamento como un dios inferior, ignorante o incluso maligno: el Demiurgo, a veces asociado con Yaldabaoth, el “dios ciego” inconsciente de una fuente más pura.
Estas visiones influenciaron al gnosticismo cristiano y al luciferianismo, donde Satanás es el “portador de luz” y el Dios bíblico un opresor que debe ser desafiado.
Conclusión
No. En el judaísmo moderno, Satanás es un fiscal subordinado, no un ser divino ni objeto de veneración. Existen interpretaciones místicas, desviaciones heréticas y lecturas gnósticas que reconfiguran a Satanás como parte del plan divino o incluso como portador de luz, pero estas no representan la enseñanza central del judaísmo.
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