En el mundo de las terapias para el espectro autista (TEA), donde padres, médicos y educadores buscan constantemente nuevas alternativas, emerge una tecnología poco conocida pero con resultados prometedores: la terapia MERT.
Pero, ¿qué es exactamente? ¿Cómo actúa sobre el cerebro? ¿Y por qué muchos consideran que podría ser una revolución silenciosa en el tratamiento de trastornos neurológicos?
¿Qué es la Terapia MERT?
MERT significa Magnetic e-Resonance Therapy, o en español, Terapia de Resonancia Magnética Electrónica.
Es una evolución personalizada de la conocida Estimulación Magnética Transcraneal (TMS), pero ajustada de manera mucho más precisa para cada paciente.
Mientras que el TMS tradicional aplica pulsos magnéticos en áreas generales del cerebro, MERT primero mapea la actividad eléctrica cerebral del paciente mediante un EEG (electroencefalograma).
Luego, personaliza la estimulación magnética basándose en ese mapa único, buscando normalizar patrones de comunicación neuronal desorganizados.
En otras palabras: no es una terapia genérica, sino diseñada a la medida del cerebro de cada persona.
¿Cómo se aplica en el autismo?
En personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA), los estudios han mostrado que hay desincronización en la actividad cerebral, especialmente entre regiones relacionadas con:
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La comunicación verbal y no verbal.
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La interpretación emocional.
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El procesamiento sensorial.
La terapia MERT intenta rearmonizar las frecuencias cerebrales que están demasiado lentas o demasiado rápidas, restaurando un balance que podría mejorar:
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El lenguaje y las habilidades de comunicación.
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La interacción social.
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El control emocional.
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La capacidad de concentración.
Algunos pacientes reportan mejoras ya tras pocas sesiones, aunque cada caso varía ampliamente.
¿Qué dicen los estudios?
Aunque aún se requieren más ensayos clínicos a gran escala, algunos resultados preliminares son alentadores:
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Un estudio piloto publicado en Frontiers in Neuroscience (2020) encontró que niños con TEA tratados con MERT mostraron mejoras en el comportamiento adaptativo, comunicación y sociabilidad en comparación con grupos de control.
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Clínicas especializadas en Estados Unidos, como Brain Treatment Center, han reportado mejoras significativas en un porcentaje importante de sus pacientes tras varios ciclos de terapia.
Cabe destacar que no todos los pacientes responden igual, y que MERT suele usarse como complemento de otras terapias (como ABA, terapia ocupacional, o terapia del habla).
¿Existe controversia?
Sí, como toda terapia innovadora.
Los escépticos advierten que:
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Se necesita mayor evidencia científica sólida.
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Los costos aún son altos y no siempre cubiertos por seguros médicos.
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No se garantiza una “cura” del autismo (que no debería ser visto como una enfermedad sino como una neurodiversidad).
Al mismo tiempo, defensores de MERT recalcan que no busca cambiar la esencia de la persona, sino ayudar a reducir las barreras neurológicas que limitan su comunicación o su calidad de vida.
Reflexión final
La Terapia MERT nos invita a replantear cómo vemos la intervención en el cerebro: de un enfoque generalizado a uno personalizado.
En el caso del autismo, representa una chispa de esperanza para muchas familias que buscan nuevas maneras de apoyar el desarrollo de sus hijos, respetando su individualidad.
¿Será la medicina del futuro una medicina de frecuencias, impulsos y armonización cerebral?
Quizás el autismo sea una de las primeras puertas hacia esa nueva medicina.
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