Monday, August 18, 2025

Sueños Proféticos: El Cerdo y el Perro del Umbral

 

Sueños Proféticos: El Cerdo y el Perro del Umbral


Introducción

En las noches, el espíritu suele hablar en lenguajes ocultos que no siempre comprendemos al despertar. A veces, los sueños se convierten en visiones simbólicas que revelan verdades más profundas sobre el mundo y sobre nuestra propia misión. Lo que parece un escenario extraño puede ser un espejo espiritual, un mapa del tiempo en el que se nos advierte sobre engaños, pruebas y caminos de redención.

Este sueño se divide en dos actos: la construcción de lo impuro sobre ruinas sagradas, y el encuentro con un guardián agresivo que termina rindiéndose ante la palabra de Dios. Juntos forman un mensaje inquietante sobre lo que ocurre en nuestro presente y lo que cada uno debe discernir.


La primera visión: Construcciones sobre ruinas

Camino entre casas a un lado y un espacio abierto al otro, un campo infinito lleno de restos de antiguas edificaciones. Entre los montículos de tierra aparecen caracteres extraños, símbolos no latinos, semejantes a letras orientales. Parecían mensajes de una civilización perdida, como si el suelo hablara con un alfabeto olvidado.

Un ciudadano, guía en el sueño, me dice que allí se levantaba una construcción para cuidar puercos preparados ceremonialmente para ser comidos. Lo sorprendente no era el animal en sí, sino el mecanismo de autolimpieza de aguas sucias y desechos, como una ingeniería avanzada destinada a encubrir la impureza.

Mientras los hombres decían “estamos comenzando algo nuevo”, mis ojos veían lo contrario: ruinas de un pasado glorioso cubiertas con cerdos y lodo. Entonces surgió la pregunta: ¿se trataba de un inicio o de un encubrimiento? ¿Acaso la gloria pasada estaba siendo sepultada bajo lo profano?


El simbolismo del cerdo

En la Biblia y en el Corán, el cerdo es animal prohibido, símbolo de lo impuro:

  • “Y el cerdo, porque tiene la pezuña hendida, pero no rumia, os será inmundo.” (Levítico 11:7).

  • “Os ha prohibido la carne de cerdo, pues es una abominación.” (Corán 2:173).

El mecanismo de autolimpieza representa la ingeniería de los hombres para dar apariencia de pureza a lo que no lo es. Es la señal de un mundo que pretende justificar lo impuro y reconstruir su historia sobre lo profano. En clave conspirativa, podría ser una metáfora de cómo las sociedades modernas reescriben la historia, enterrando civilizaciones gloriosas bajo sistemas impuros.


La segunda visión: El perro del umbral

De pronto, el escenario cambia a una ciudad moderna. Estoy con mi hija, y en una casa ella entra a buscar algo. En un cuarto adyacente, una puerta vieja guarda a un perro enorme, alfa, agresivo, acompañado de otro más. La puerta está rota y sé que pronto saldrá.

El perro alfa me confronta. Ladridos, fuerza, amenaza. Primero le hablo en inglés, pero no reacciona. Luego en español, y sus ojos cambian: me entiende. Finalmente declaro con voz firme:
“Soy hijo de Dios, hijo del Creador.”

El perro, con ironía, me responde: “¿Entonces eres Jesús?”
La tentación era clara: caer en soberbia. Pero respondí con humildad:
“Soy uno más de su creación. Así como tú puedes tener hijos con varias perras, todos siguen siendo tuyos. Yo soy hijo de Él, igual que tú.”

Al escucharme, el perro baja su agresividad. Lo abrazo, y de enemigo se convierte en amigo. La bestia reconoce la voz de la verdad.


El perro en la tradición espiritual

Los perros, como los cerdos, son símbolos ambivalentes en las Escrituras:

  • “Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros.” (Filipenses 3:2).

  • En Tobías 6:2, un perro acompaña al joven Tobías fielmente en su viaje.

El perro del umbral es la fuerza hostil que vigila la puerta de lo desconocido. Representa las pruebas, los guardianes espirituales que desafían al hombre. Pero este guardián no fue vencido con violencia, sino con palabra y humildad. El verdadero poder fue reconocer la filiación divina sin caer en la arrogancia.


Mensaje profético: del cerdo al perro

Ambas visiones están unidas por un mismo hilo:

  1. El cerdo ceremonial → lo impuro que los hombres intentan presentar como aceptable.

  2. El perro alfa → la fuerza hostil que se convierte en hermano gracias al poder de la palabra y la humildad espiritual.

  3. La hija como testigo → legado y enseñanza para las nuevas generaciones.

En el fondo, el sueño denuncia un sistema que oculta la verdad gloriosa del pasado, construyendo sobre ruinas impuras, y a la vez revela la misión del creyente: mostrar que la verdadera victoria no está en la violencia ni en el engaño, sino en recordar quiénes somos: hijos del Creador.


Conclusión

El sueño del cerdo y del perro no es casual. Es un mensaje sobre el tiempo que vivimos, donde se levantan estructuras que justifican lo impuro y se esconden glorias pasadas. El mundo intenta maquillar la suciedad con mecanismos de “autolimpieza”, pero el ojo espiritual ve más allá.

A la vez, es una advertencia personal: los guardianes del umbral vendrán a desafiarte. Solo la palabra de verdad y la humildad ante Dios podrán desarmar la agresividad de las bestias. No somos Jesús, pero sí somos hijos de Dios, y esa identidad basta para que incluso lo hostil se rinda.

En un tiempo de engaños y reconstrucciones falsas, la tarea del hijo del Creador es clara: discernir, hablar con verdad, y transformar lo impuro y lo hostil con la luz de la filiación divina.


#Sueños 

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