Sunday, August 31, 2025

Crímenes, Identidad y el Tablero de Ajedrez 4D: ¿Dónde Perdimos el Rumbo?

 


El Trend en la Última Década

En los últimos diez años, algunos de los crímenes más mediáticos en Estados Unidos y Europa han tenido un denominador común que pocos se atreven a mencionar: los autores se identificaban dentro del espectro transgénero o no binario. Casos que ocuparon titulares internacionales no sólo por la violencia cometida, sino por el trasfondo identitario del perpetrador.
Los medios se centraron en el morbo, pero rara vez en las raíces del problema: ¿qué llevó a estos individuos a cruzar la frontera entre el dolor interno y la agresión externa?

El Punto de Vista Médico y Psicológico

La medicina reconoce que la disforia de género no es un “capricho”, sino una condición donde la mente y el cuerpo entran en un profundo conflicto. Pero, ¿qué ocurre cuando ese conflicto no se acompaña de terapias integrales que incluyan salud mental, apoyo comunitario y acompañamiento espiritual?
Se produce un vacío. Un agujero donde se acumulan traumas, resentimientos y frustraciones sin resolver.
Aquí fue donde los “perdimos”: cuando el sistema de salud mental dejó de tratar las heridas de raíz y prefirió soluciones superficiales o farmacológicas. El dolor quedó intacto, camuflado, pero no sanado.

El Brainwash y la Ingeniería Social

Más allá del terreno clínico, entra un factor oscuro: la programación cultural. Desde la TV hasta series juveniles y campañas digitales, se han sembrado doctrinas que moldean identidades frágiles, manipulándolas con símbolos, consignas y narrativas que parecen liberadoras, pero que esconden otra agenda.
No es descabellado pensar que ciertos programas –algunos abiertos, otros más escondidos– han funcionado como laboratorios sociales para redirigir la rabia y el dolor de estos individuos hacia actos de choque que sirven de excusa para reforzar controles sociales y políticos.

El Tablero de Ajedrez 4D

En la visión conspirativa, estos individuos terminan convertidos en peones sacrificables. Peones en un tablero de ajedrez 4D donde los “jugadores invisibles” –ELLOS– experimentan con la sociedad como si fuera un laboratorio humano.
Cada crimen no es sólo un acto individual, sino un sacrificio simbólico que deja un mensaje subliminal: caos, miedo, división. Una jugada calculada para avanzar piezas mayores: leyes restrictivas, polarización política, o el avance de ideologías que, en lugar de sanar, fragmentan aún más la conciencia colectiva.

Reflexión Final

No se trata de demonizar identidades, sino de preguntarnos:

  • ¿Por qué fallamos en curar las heridas internas antes de que se transformaran en violencia?

  • ¿Quién gana con estos estallidos de caos social?

  • ¿Por qué la narrativa oficial nunca toca los puntos de manipulación cultural ni el trasfondo espiritual del vacío humano?

La respuesta puede ser incómoda, pero necesaria: perdimos a estos individuos cuando los dejamos solos en su laberinto mental, y los poderes ocultos aprovecharon ese abandono para convertirlos en piezas de su gran tablero.

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