Durante la Guerra Fría, mientras la inteligencia militar se centraba en satélites, radares y espionaje humano, un grupo secreto de psíquicos comenzó a trabajar en un proyecto insólito: el “remote viewing” (visión remota), la supuesta capacidad de percibir lugares, personas u objetos a distancia sin el uso de los sentidos convencionales. En este escenario destacan dos figuras emblemáticas: Ingo Swann y Pat Price.
Ingo Swann: El arquitecto de la visión remota
Ingo Swann (1933–2013) fue un artista y psíquico estadounidense considerado el padre del remote viewing. Fue quien convenció a la comunidad científica de Stanford Research Institute (SRI) de que sus habilidades podían ser aplicadas de forma sistemática.
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Experimentos en SRI (Stanford Research Institute): Swann trabajó junto a los físicos Russell Targ y Harold Puthoff para diseñar un protocolo que transformaría las visiones psíquicas en algo medible y repetible.
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La Luna y Júpiter: En 1973, antes de que la sonda Pioneer 10 llegara a Júpiter, Swann describió anillos alrededor del planeta —un hecho confirmado por la ciencia tiempo después. También afirmó haber visto estructuras artificiales en la Luna.
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Legado: Swann no solo fue participante, sino que estableció las bases del CRV (Coordinate Remote Viewing), un método que entrenaría a militares y civiles en la técnica.
Pat Price: El policía psíquico
Pat Price (1918–1975) fue un ex-policía que sorprendió a todos con su precisión como vidente remoto. A diferencia de Swann, no desarrolló la técnica, pero sus resultados prácticos lo convirtieron en leyenda.
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Caso de la grúa en el Ártico: Price describió con exactitud un complejo secreto soviético en Semipalátinsk (Kazajistán), incluyendo una grúa de enormes dimensiones que los satélites confirmaron después.
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Lectura de documentos secretos: Se cuenta que pudo leer nombres de carpetas dentro de instalaciones cerradas, detalle por detalle.
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Misteriosa muerte: En 1975, Price murió en circunstancias extrañas durante un viaje. Algunos sugieren envenenamiento o eliminación encubierta debido a la sensibilidad de la información que manejaba.
Impacto en los años 1980
Los trabajos de Swann y Price cimentaron lo que luego sería conocido como Proyecto Stargate, un programa de la CIA y el ejército de EE. UU. que funcionó hasta los años 90. En esta época:
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Los psíquicos eran empleados para intentar localizar armas nucleares soviéticas, rehenes y bases secretas.
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Aunque oficialmente la CIA desclasificó los documentos afirmando que los resultados no eran “confiables”, lo cierto es que cientos de páginas revelan aciertos sorprendentes.
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El aura de misterio que rodea a Swann y Price influyó en toda una generación de investigadores de lo paranormal.
Lo más notable de sus aportes
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Ingo Swann: el diseño de un protocolo que dio credibilidad al fenómeno, y sus visiones adelantadas de planetas.
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Pat Price: la exactitud en espionaje psíquico y su capacidad de detallar infraestructuras militares secretas.
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Legado conjunto: abrieron la puerta a que gobiernos invirtieran millones de dólares en un campo que parecía ciencia ficción, pero que hoy sigue siendo estudiado en círculos militares y académicos.
Reflexión final
Los nombres de Ingo Swann y Pat Price siguen siendo referencia obligada para quienes buscan entender el lado oculto de la Guerra Fría. ¿Eran psíquicos genuinos, pioneros en un campo aún incomprendido, o simples piezas de un teatro de inteligencia para distraer al enemigo? Lo cierto es que sus historias siguen inspirando tanto a creyentes como a escépticos, recordándonos que, en los años 80, incluso los gobiernos más poderosos exploraban territorios invisibles para la ciencia convencional.
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