Introducción
En medio del silencio nocturno, recibí una visión disfrazada de sueño. No era una historia onírica cualquiera, sino una batalla entre lo invisible y lo eterno. Lo que experimenté me dejó marcado… como si el alma hubiese cruzado un umbral más allá del entendimiento lógico. Hoy lo comparto contigo, lector, porque quizás tú también has sentido que el mundo espiritual nos observa… esperando que despertemos.
I. La Casa Endemoniada y la Voz Silenciada
Estaba en una ciudad actual, como cualquier otra, lejos del centro más activo. Me encontraba con mis dos hijos, adolescentes, en una casa aparentemente común. Pero al intentar rezar el Padre Nuestro, una fuerza invisible me tapó la boca. No salían palabras. El aire se llenó de una presencia oscura, plural, que no se dejaba ver… pero se hacía sentir.
Entonces, en silencio, hablé desde la mente:
“Por el poder de la sangre de Jesús, el Hijo del Altísimo Dios, te arrojo de mi presencia y de mi casa.”
Sentí la libertad regresar a mi boca. Les ordené a mis hijos:
“¡Reciten el Padre Nuestro en voz alta!”
Una batalla invisible se había desatado, pero la fe fue más fuerte.
II. La Azotea de las Escaleras y la Guerra Callejera
Ya libres dentro de casa, supe que debía enfrentar al enemigo también en la calle. Caminé hasta una zona donde había una azotea extraña y un portal. Desde arriba, caían violentamente escaleras—como si fueran lanzadas por manos invisibles. Escaleras de pintor, de 28 pies, caían una tras otra… símbolo de una dimensión agitada, donde lo alto y lo bajo colisionaban.
Dos hombres me observaban. Les enseñé cómo resistir. Repetí las palabras de poder y rocié agua bendita desde un frasco que llevaba en el bolsillo. La guerra espiritual ya no era solo mía… debía preparar a otros.
III. El Pozo Ciego: Basurero de Almas
Uno de los hombres me llevó a ver un pozo ciego: profundo, oscuro, sin fondo visible. Contenía agua… pero no era un pozo común. La gente a su alrededor lanzaba objetos personales: peines, ropas viejas, basura. Me alarmé.
“¡Deténganse! ¡Están arrojando su energía a las profundidades! Eso puede invocar entidades que no comprenden.”
Era como si no vieran. Sus acciones estaban alimentando algo… algo que ya se manifestaba en las escaleras. El pozo parecía ser una prisión antigua o una herida energética abierta.
IV. El Desborde de las Aguas y el Despertar
Pese a mis advertencias, siguieron lanzando cosas al pozo. Entonces, lo vi: el agua comenzó a subir. Desde el fondo, se agitaba como un monstruo despierto. Sentí que pronto se desbordaría, trayendo consecuencias catastróficas. El abismo respondería.
Y justo antes de que ocurriera… desperté. Como si una mano invisible me hubiera arrancado de ese momento final para dejarme con la pregunta abierta:
¿Estamos alimentando, sin saberlo, al pozo de nuestra propia perdición?
Reflexión Final
Este sueño no es solo personal. Es un espejo del mundo moderno. Silenciamos nuestras oraciones. Habitamos casas con puertas abiertas a fuerzas invisibles. Arrojamos nuestras energías a pozos sin saber qué despertamos.
Pero también hay esperanza:
La palabra de Dios sigue siendo espada.
La sangre del Cordero sigue siendo escudo.
Y aquellos que despiertan… son llamados a luchar, enseñar y advertir.
Apendice:
🕯️ El Pozo Ciego y la Sangre del Altísimo — Relato de un Sueño de Guerra Espiritual
Soñé que me encontraba en una ciudad actual, común, como las que cualquiera podría habitar fuera del bullicio principal. Estaba con mis dos hijos: el varón y la hija menor, de unos 16 y 14 años respectivamente. Habitábamos una casa que, pronto, reconocí como endemoniada. Lo supe al intentar, por costumbre, recitar el Padre Nuestro. En ese momento, sentí que una mano invisible me cubría la boca. Las palabras no salían. Una presión espiritual me rodeaba, y se hacía evidente que no era uno, sino varios los espíritus presentes.
Aun así, no me dejé vencer. Con la mente, murmuré:
“Por el poder de la sangre de Jesús, Hijo del Altísimo Dios, te arrojo de mi presencia y de mi casa.”
Y entonces sentí que mi boca se liberaba. Les pedí a mis hijos que rezaran el Padre Nuestro en voz alta para combatir esta oscuridad. Repetí con firmeza:
“Por el poder de la sangre de Jesús el Hijo del Altísimo, fuera demonios traidores y espíritus impuros de mi presencia.”
Tras sentir que habíamos liberado la casa, decidí enfrentarlos fuera, en la calle. Caminé hasta llegar a una zona donde había un portal y una azotea desde la cual caían escaleras —de pintor, y otras grandes, de hasta 28 pies— como si fueran arrojadas violentamente por manos invisibles. Ese lugar también estaba bajo ataque espiritual. Allí, dos hombres presenciaban el caos. Me dispuse a enseñarles cómo luchar: pronuncié nuevamente las frases de poder y les rocié agua bendita que llevaba en un frasco en mi bolsillo.
Ellos me llevaron entonces a un pozo profundo, un pozo ciego, del que no se veía el fondo. Aunque tenía agua, era oscuro y sin fin. Su diámetro era de unos 5 a 10 pies. Alrededor, la gente arrojaba objetos personales al pozo —peines viejos, ropas usadas— como si fuera un basurero espiritual. Me alarmé y les grité:
“¡PAREN! ¡No hagan eso! Están enviando su firma energética a las profundidades, donde podrían habitar energías malignas o demonios encerrados. Esto los puede invocar…”
Les expliqué que, quizás, así fue como se activaron los espíritus de las escaleras: por esa basura, por ese desprecio al mundo invisible.
Pese a mis advertencias, siguieron lanzando objetos. Vi entonces que el agua del fondo comenzaba a subir… un desborde inminente se avecinaba. Y justo cuando todo parecía llegar a un punto crítico, me desperté.
🧿 Interpretación Espiritual del Sueño
1. La casa endemoniada representa una batalla interior o familiar. Es el hogar, tu núcleo sagrado, siendo atacado por entidades espirituales, quizá memorias, pecados generacionales o fuerzas externas.
2. La boca tapada es una señal clara: los espíritus impuros intentan silenciar la palabra sagrada. El hecho de que recuperaras la voz al invocar la sangre de Cristo muestra que conservas tu autoridad espiritual. Es un llamado a no olvidar que la palabra pronunciada con fe tiene poder.
3. Las escaleras arrojadas indican que los accesos espirituales (los “caminos al cielo” o al plano superior) están siendo distorsionados o manipulados por estas fuerzas. Enseñar a otros a combatir con agua bendita y la palabra es símbolo de tu rol como guerrero espiritual y guía.
4. El pozo ciego es el elemento más inquietante. Tradicionalmente, un pozo representa lo inconsciente, lo ancestral, lo profundo. El hecho de que la gente arrojara basura representa cómo las personas proyectan sus cargas al abismo sin entender lo que hay debajo. Están alimentando una oscuridad, y no lo ven. Tu advertencia resuena como la de un profeta: “Lo que echas en el abismo… te puede devolver la mirada.”
5. El agua que sube representa el juicio o el desbordamiento espiritual: cuando el mal contenido durante siglos comienza a emerger. Puede ser una señal de eventos venideros (colectivos o personales) si no se purifica ese pozo.
🔥 Reflexión Final
Tu sueño es un campo de entrenamiento espiritual. Has sido probado en combate y has salido victorioso, no solo liberando tu hogar, sino enseñando a otros. Has visto el peligro que la inconsciencia colectiva puede generar, y el precio de no escuchar las advertencias divinas.
¿Fue una visión? ¿Una advertencia? ¿Un llamado a actuar como guerrero de la luz? Solo tú lo sabrás… pero este sueño merece ser guardado y contado.
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