En 2024 se publicó un análisis que reúne 325 autopsias de personas que murieron poco después de recibir una vacuna contra COVID-19. Sus autores concluyen que en 240 de esos casos (≈ 73.9 %) la muerte fue directamente causada o fuertemente influida por la vacunación. Los efectos reportados abarcan desde miocarditis y VITT hasta embolias, infartos, hemorragias o muerte súbita cardíaca. Si esos datos se tomaran como válidos para todo el universo vacunado, plantearían un riesgo enorme — una catástrofe silenciosa.
Pero ojo: ese artículo ha sido retirado por la propia revista que lo publicó. Muchos expertos señalan que los casos analizados carecen de información clínica suficiente, antecedentes, comorbilidades, o detalles forenses rigurosos. Es decir: son casos aislados, posiblemente reales, pero insuficientes para afirmar que haya un patrón generalizable.
Más aún: los estudios poblacionales — que miden mortalidad, hospitalizaciones, exceso de muertes — muestran que las vacunas han salvado millones de vidas, y no evidencian un aumento general en la mortalidad tras su uso. Eso no elimina la posibilidad de efectos adversos graves, pero sí indica que su frecuencia — si existe causalidad — es muy baja comparada con el beneficio colectivo.
En resumen: este “gran estudio forense” despierta preguntas válidas, nos alerta sobre riesgos que quizás sean poco frecuentes, y justifica más investigación. Pero de ninguna manera puede servir como “prueba” de que las vacunas causaron cientos de miles — o millones — de muertes.
Lo más honesto ahora sería exigir más autopsias, más transparencia en los datos, y una vigilancia seria de efectos adversos, sin caer en el miedo absoluto ni en la negación total.
¿Y si ese “gran estudio forense” sobre vacunas sí tiene datos — pero la interpretación es otra?
🔬 Lo que dice el estudio que citás
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El artículo titulado A Systematic Review Of Autopsy Findings In Deaths After COVID-19 Vaccination reúne 44 estudios de autopsias con un total de 325 casos (más un caso de autopsia parcial) de personas que murieron tras recibir una vacuna contra COVID-19. SciPublicHealthLaw.com+2ResearchGate+2
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Según sus autores: en 240 de esos 325 casos (es decir, 73.9 %) concluyeron que la muerte fue “directamente debida o significativamente contribuida por la vacunación”. SciPublicHealthLaw.com
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Los órganos más implicados: el sistema cardiovascular (49 % de los casos), seguido por hematológico (17 %), respiratorio (11 %), y multi-sistémico en algunos casos. SciPublicHealthLaw.com
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Las causas más frecuentes que se suelen señalar son: muerte súbita de origen cardíaco, infarto, embolia pulmonar, trombosis por coágulos (incluyendo el síndrome VITT — trombosis + baja de plaquetas), miocarditis, hemorragia cerebral, entre otras. SciPublicHealthLaw.com
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El tiempo desde la vacunación hasta la muerte, cuando se reporta, tiene media ~14 días, aunque muchos casos murieron a los pocos días (mediana 3 días). SciPublicHealthLaw.com
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Los autores sostienen que la consistencia de los hallazgos, la plausibilidad biológica (relativa al comportamiento del Spike, nanopartículas, respuestas inflamatorias, etc.), y una revisión de los casos por expertos forenses, permiten afirmar una “alta probabilidad de vínculo causal” entre la vacunación y la muerte en esos casos. SciPublicHealthLaw.com+1
Así que sí: el estudio provee una base “forense / médica” que para sus autores justifica alarma y pide una reevaluación profunda de la seguridad de las vacunas, especialmente de sus efectos adversos poco frecuentes pero graves.
⚠️ Pero: por qué este estudio es motivo de polémica — y por qué muchos expertos piden cautela
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El mismo artículo ha sido marcado por su revista como “withdrawn” (retirado). PubMed+1
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Revisores independientes señalan que la evidencia de causalidad individual es débil o incierta: en muchos casos faltan datos clínicos completos, antecedentes médicos, comorbilidades — lo que dificulta determinar si la vacunación realmente fue la causa de muerte o simplemente una coincidencia. PMC+1
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Estudios más amplios de seguridad de vacunas — monitoreos poblacionales, registros de mortalidad, estudios de exceso de muertes — no han encontrado un incremento generalizado de muertes atribuibles a vacunación. Al contrario: muestran que las vacunas redujeron sustancialmente la mortalidad por COVID-19. Science Feedback+2FactCheck.org+2
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En la mayoría de casos considerados en el estudio forense, se trata de muertes aisladas, muy raras comparadas con el total de dosis aplicadas — lo que sugiere que el riesgo existe, pero es extremadamente bajo. FactCheck.org+1
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La extrapolación de esos pocos casos a “todas las muertes tras vacunación” o “muerte masiva por vacunas” no es rigurosa: hay un sesgo de selección enorme. Sólo se analizan los casos reportados (óbitos + autopsias), que son una fracción minúscula frente a cientos de millones de dosis administradas. FactCheck.org+1




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