🕊️ El Alma, el Nafs y el Puente Entre Ángeles y Bestias
🌒 Introducción
En los antiguos textos sapienciales —como The Goal of the Wise— se plantea un misterio que ha fascinado tanto a místicos sufíes como a filósofos cristianos: el ser humano vive entre dos naturalezas opuestas. Posee un alma capaz de elevarse hacia lo divino, y un nafs, o ego inferior, que lo arrastra hacia lo terrenal.
Entre ambos polos, el hombre libra su batalla más grande: la conquista de sí mismo.
🌓 El Nafs: el campo de batalla interior
El nafs (del árabe نَفْس) representa la parte inferior del ser: los deseos, pasiones, y apetitos que buscan placer sin conciencia. No es necesariamente malvado, pero es bruto y ciego. Es la energía vital que anima, pero que necesita ser dominada por el alma iluminada.
Si el alma —la chispa divina— logra dominar el nafs, el ser humano supera incluso a los ángeles, porque los ángeles no poseen tentación; su pureza es natural, no conquistada.
Por el contrario, si el nafs domina al alma, el hombre desciende por debajo del nivel animal, pues el animal actúa sin conciencia moral, mientras que el humano traiciona su propia divinidad.
“Y si su alma vence a su nafs, es mejor que los ángeles; pero si su nafs vence a su alma, es peor que las bestias.”
— The Goal of the Wise
🌔 Ángeles, hombres y animales: tres estados del ser
Según este pensamiento, la Creación se divide espiritualmente en tres categorías:
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El animal: posee nafs (instinto, deseo) pero carece de alma racional. Vive en el presente, sin moral ni elección.
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El ángel: posee alma pura, pero no nafs. Es conciencia sin deseo.
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El ser humano: tiene ambos —alma y nafs—, siendo un puente entre cielo y tierra.
De ahí que el ser humano se encuentre en el punto más peligroso y sublime del cosmos. Es el único capaz de ascender por virtud o caer por corrupción.
El ángel no puede pecar, pero tampoco puede elegir el bien.
El hombre sí puede, y su elección lo define eternamente.
🌕 El Propósito Divino: la victoria del alma
La verdadera meta de la existencia humana es la transmutación del nafs: transformar el deseo en devoción, la pasión en amor divino, y el ego en conciencia.
Cuando el hombre logra esto, cumple la razón de su creación: reflejar en su interior la imagen de Dios.
Entonces, el alma domina el cuerpo, y el ser humano se convierte en el “ángel que eligió amar”.
Pero cuando el nafs se impone y oscurece la conciencia, el hombre se convierte en una bestia racional: un intelecto al servicio del instinto.
Así se entiende el antiguo dicho sufí:
“Quien se conoce a sí mismo, conoce a su Señor.”
Pues conocerse es descubrir el campo de batalla entre la luz y la sombra que habitan en uno mismo.
🌟 Conclusión: El hombre como el espejo del Cielo y la Tierra
El misterio del ser humano es que puede reflejar lo más alto o lo más bajo del universo. En su interior, el Cielo y el Infierno luchan por una misma alma.
Los ángeles lo observan con asombro, porque cada vez que vence a su nafs, un nuevo ángel nace en la Tierra.
Y cuando cae, la Creación entera llora, pues el templo viviente de Dios ha sido profanado desde dentro.
Así, el propósito de la vida no es huir del nafs, sino santificarlo, convertir la energía animal en fuego de amor y conciencia.
Solo entonces el hombre puede decir, con verdad y humildad:
“He conquistado mi infierno, y en mí habita el Cielo.”
📖 Referencias
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The Goal of the Wise (atribuido a sabios sufíes anónimos)
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Al-Ghazali, Ihya Ulum al-Din
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Ibn Arabi, Futuhat al-Makkiyya
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San Gregorio de Nisa, De hominis opificio
-
Evangelio de Tomás, Logion 70
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