Cuando cortas una barra de imán en el centro, ocurre algo interesante: no te quedas con un imán que tiene solo un polo norte y otro que tiene solo un polo sur. En cambio, obtienes dos imanes más pequeños, cada uno con su propio polo norte y su propio polo sur.
Esto sucede porque un imán no es solo un objeto con un norte y un sur en sus extremos; está compuesto de miles de millones de pequeñas regiones magnéticas llamadas dominios magnéticos. Cada uno de estos dominios es, esencialmente, un diminuto imán con su propio norte y sur.
En una barra de imán, estos dominios están alineados de tal manera que todos sus polos norte apuntan en una dirección y todos los polos sur en la opuesta. Cuando cortas el imán, estos dominios magnéticos no desaparecen ni se reorganizan; simplemente se dividen junto con el imán. Como resultado, cada pieza más pequeña sigue teniendo sus propios dominios magnéticos con un polo norte y un polo sur.
Así que, no importa cuántas veces cortes un imán, siempre tendrás un imán completo con ambos polos en cada fragmento, porque los dominios magnéticos que lo forman siempre estarán presentes y organizados de esa manera.

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